sábado, 24 de octubre de 2020

DÍA DE LA BIBLIOTECA 2020

¡FELIZ DÍA DE LA BIBLIOTECA 2020!


Un año más el 24 de octubre celebramos el "Día de la Biblioteca". No está siendo un año propicio este 2020 para festividades ni muchísimo menos. En este sentido, en lo que nos compete a los profesionales de las Bibliotecas, hemos visto en primera persona como la simbiosis público-libros, público-biblioteca que es lo que define a una institución como esta,  se ha quebrado en determinados momentos a lo largo de los últimos 8 meses; a ratos abiertos, otros cerrados; unas veces con más contacto entre los usuarios y usuarias y las colecciones, y otras no tanto. Un lugar de socialización, de cultura, de conocimiento, lleno de actividades con niños y adultos de la noche a la mañana se quedó huérfano de vida y de movimiento. En definitiva, momentos difíciles que pese a todo hemos superado llegando a nuestra comunidad de otra manera, de una manera que ya explorábamos pero quizás no tan intensa e inteligentemente, una fórmula que ha venido para quedarse, no hay lugar a dudas. De este modo, modificando nuestra pautas de trabajo maximizando recursos como las páginas de alojamiento de vídeos y de creación de contenido como YouTube o la actividad frenética en redes sociales generando información relacionada con novedades editoriales, tendencias, autores, autoras, efemérides etcétera, han sido durante el confinamiento y están siendo actualmente "nuestro pan de cada día"; y esta nueva forma de interactuar con nuestros usuarios y usuarias nos esta gustando.

En las Bibliotecas y en la realidad misma, hemos sufrido un proceso metamórfico de reinvención. Una reinvención en toda regla que nos llevará a que lo presencial conviva en permanente disputa hegemónica o, en perfecta armonía con lo que se  crea en las redes, eso sí, teniendo en cuenta que las redes sociales poco a poco están fagocitando todo lo que encuentran a su alcance. De esta manera, este momento histórico que vivimos, permitirá, y permitidnos el juego de palabras,  que la "Antigua normalidad", la existente antes del 14 de marzo, ya no regrese tal cual era, ni por supuesto, esperemos que no se perpetúe en el tiempo esta impostura de "Nueva normalidad"; porque lo que realmente va a predominar cuando se acabe definitivamente con el virus no será ni una ni otra, será la "Normalidad" del presente-futuro, en la que como hemos dicho anteriormente, podamos combinar en nuestro día a día y en nuestro beneficio lo presencial con lo virtual. Muchos conceptos se van resignificar, muchas nomenclaturas cambiarán, muchas dinámicas se modificaran, otras por supuesto continuarán y se mejorarán y tendremos que estar preparados para ello, en las Bibliotecas, en el resto de trabajos y empleos, en las relaciones sociales, en la vida misma. 

Por todas estas razones, desde el 15 de marzo hasta ahora, cada día es para nosotros el "Día de la Biblioteca"; un día más que la Biblioteca pueda prestar sus servicios a la ciudadanía en nuestras instalaciones o en las redes es un día para dignificar y celebrar. 
¡Muchas gracias a todos!

Y después de esta apología bibliotecaria, hay que explicar por qué razón se celebra hoy 24 de octubre el "Día de la Biblioteca". En primer lugar, tenemos que deciros que el "Día de la Biblioteca" no se celebra el mismo día en todos los países; en unos estados es en octubre sin día fijo, en otros en noviembre y otros países ni siquiera cuentan con esta efeméride en su calendario. En España, la idea surgió de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil en 1997. Al principio los actos solamente se circunscribían a la Comunidad de Madrid. Sin embargo, con el pasar del tiempo y contando con el hecho importante de que la citada asociación tenía miembros por toda España, a partir de 2004 se empezó a celebrar de manera general en todo el territorio nacional.

Si os preguntáis en casa por qué causa se eligió este día 24 de octubre como "Día de la Biblioteca", veréis que en realidad no hay una razón concreta que lo justifique, que ponga en relación directa esta fecha con un hecho "mítico",  una efeméride grandiosa, un gran literato o una virtuosa poetisa, o santo varón alguno. Es algo curioso por tanto. No obstante, si indagáis más en busca de una razón, podréis comprobar como ese sentido suspicaz os llevará a visionar compulsivamente tanto prensa nacional e internacional, en papel o digital, a bucear en artículos de páginas especializadas en literatura, biblioteconomía o historia; y ese trabajo de investigación os llevará directos a un hecho luctuoso ocurrido hace casi 30 años en Sarajevo, Bosnia; la destrucción por fuerzas de la "República Spsrka" serbobosnias de la imponente Biblioteca de Sarajevo la noche del 25 de agosto.


La Biblioteca de Sarajevo se construyó en 1894 justo cuando Bosnia pasaba a depender del Imperio Austro-Húngaro después de siglos bajo el dominio Turco Otomano. Su arquitectura era imponente con un marcado estilo oriental y su contenido maravilloso: el Centro de Estudios Orientales, incunables, manuscritos otomanos, tesis doctorales y todo tipo de literatura. Sus ventanas habían sido testigos directos de hechos históricos de primera magnitud como el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria por Gabrilo Princip el 28 de junio de 1914, y que a la postre sería el desencadenante de la 1ª Guerra Mundial. 

Pues bien, esa institución casi  centenaria y majestuosa en su contenido y en su continente, quedo reducida a cenizas en un santiamén una calurosa noche de agosto. Las bombas incendiarias de fósforo serbobosnias fueron la chispa adecuada y el papel solo tuvo que arder. El instigador, un catedrático de literatura especialista en Shakespeare llamado Nikola Koljevic, mano derecha de Radovan Karadzic. Una auténtica locura y una paradoja criminal, un experto en literatura alentando a quemar libros. El personaje que hizo icónica e inmortal la tragedia de  la Biblioteca de Sarajevo  fue el violonchelista de la filarmónica de la ciudad Vedran Smajlovic. Durante 22 días interpretó en los escombros de la biblioteca el Adagio de Albinoni como denuncia y como luto por los asesinatos impunes de civiles en la ciudad bosnia, por la destrucción de patrimonio como la propia biblioteca y por la desidia de la comunidad internacional. 
En esta semana hemos querido recordar estos sucesos con la recomendación del libro "El violonchelista de Sarajevo" de Steven Galloway. 

Como habíamos dicho antes, no hay relación directa de este luctuoso suceso con la conmemoración del día de la biblioteca hoy 24 de octubre, sin embargo, hay un trasfondo emocional importante. Los principios que se quieren ensalzar con la celebración de este día son dos: por un lado, promocionar la lectura, demostrar el amor por los libros y la lectura; por otro lado valorar la labor profesional de los bibliotecarios. Pues es en este sentido, donde esta efeméride engarza sentimentalmente con la destrucción de la Biblioteca de Sarajevo. El amor por los libros y la literatura lo representaron los vecinos de la ciudad que cuando vieron el incendio acudieron raudos y veloces a salvar lo que pudieran, jugándose la vida ante los francotiradores apostados en los edificios cercanos. Y el hecho de valorar a los profesionales de las bibliotecas, estuvo representado por la valentía y el arrojo de los bibliotecarios de la Biblioteca de Sarajevo que poniendo en peligro su vida ante el humo y el fuego intentaron salvar todos los ejemplares que pudieron arrojándolos por las ventanas. Hay que decir, que algunos vecinos y trabajadores fallecieron llevando a cabo la noble misión de salvar libros.

Esperemos que estos hechos no se vuelvan a repetir pero que del mismo modo, este día nos recuerde la importancia de la lectura, las bibliotecas y el amor por la cultura.



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