La historia de Un
amor ocurre en La Escapa, un pequeño núcleo rural donde Nat, una
joven e inexperta traductora, acaba de mudarse. Su casero, que le regala un
perro como gesto de bienvenida, no tardará en mostrar su verdadera cara, y los
conflictos en torno a la casa alquilada –una construcción pobre, llena de
grietas y goteras– se convertirán en una verdadera obsesión para ella. El resto
de los habitantes de la zona –la chica de la tienda, Píter el hippie, la vieja
y demente Roberta, Andreas el alemán, la familia de ciudad que pasa allí los
fines de semana– acogerán a Nat con aparente normalidad, mientras de fondo
laten la incomprensión y la extrañeza mutuas.
La Escapa, con el monte de
El Glauco siempre presente, terminará adquiriendo una personalidad propia,
oprimente y confusa, que enfrentará a Nat no solo con sus vecinos, sino también
consigo misma y sus propios fracasos. Llena de silencios y equívocos, de
prejuicios y sobrentendidos, de tabús y transgresiones, Un amor aborda,
de manera implícita pero constante, el asunto del lenguaje no como forma de
comunicación sino de exclusión y diferencia.
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