jueves, 17 de diciembre de 2020

El escritor que surgió del MI5 y del MI6. Adiós al más grande de la novela de espionaje:  John le Carré (1931-2020)


John le Carré nos descubrió que en las novelas de espías no sólo tenían cabida las creaciones de Ian Fleming y su famosísimo agente 007, James Bond. El autor inglés desde su gran experiencia, nos relató con detalle y con un realismo implacable, su propia visión y vivencias del mundo del espionaje internacional. Este certero conocimiento del negocio del acecho, de la vigilancia y de la obtención de información, nos ha deleitado con 
historias excelentemente escritas, con  intrincadas tramas y con personajes  con una profundidad psicológica tremenda además de estar excepcionalmente definidos. Obras como la inigualable "El espía que surgió del frío", "El topo", "La gente de Smiley", "La casa Rusia, "Un espía perfecto", "El sastre de Panamá, la maravillosa y abrumadoramente realista "El jardinero fiel", "El legado de los espías" o "Amigos absolutos" han encandilado a los amantes del genero durante los últimos 60 años.

David John Moore Cornwell, el verdadero nombre de nuestro protagonista, fue "empleado" del MI5 y del MI6, es decir, trabajo tanto en el servicio de seguridad y defensa interior del Reino Unido (MI5) como en la agencia de actividades de espionaje del Reino Unido en el exterior, en ultramar (MI6). Sin ni siquiera tener los 20 años cumplidos, John le Carré empezó a trabajar para la inteligencia británica: "Mientras estudiaba alemán en suiza a finales de los años cuarenta, empezó a trabajar para los servicios secretos británicos. Después de trabajar como profesor en Eton, se unió al Servicio Exterior Británico como oficial de inteligencia. Desde un despacho en la sede londinense del MI5 en Curzon Street, reclutaba, coordinaba y hacía un seguimiento de los espías que trabajaban detrás del telón de acero. Siguiendo el ejemplo de uno de sus colegas del MI5, el novelista John Bingham, comenzó a publicar thrillers bajo el seudónimo de John le Carré, a pesar de que su editor le aconsejó que optara por dos monosílabos anglosajones como "Chunk-Smith" (https://www.eldiario.es/cultura/libros/john-le-carre-novelas-espias-guerra-fria_1_6503874.html) 

Desde dentro todo se ve con un prisma diferente y John le Carré "vivió" dentro de los servicios secretos muchos años, es decir, realidad y ficción se mezclan igual de bien en sus novelas que los ingredientes en los mejores guisos, destapando lo mejor y lo más nauseabundo de un mundo tan atractivo, necesario y adictivo como delictivo y peligroso. Por las páginas de sus obras pasan reclutadores, controladores de agentes, analistas (los encargados de recoger la información y elaborar los informes para los dirigentes), los agentes de campo (encargados de infiltrarse y obtener la información), directores de los servicios de inteligencia, políticos, mafiosos, delincuentes, dobles agentes, traidores, etc. Una panoplia de personajes dispares y, como hemos dicho anteriormente, brillantemente creados y concretados, además de emanar una gran complejidad y oscuridad, tal y como demanda el género. Como ejemplo de ellos tenemos al gran conocido del público, George Smiley. ¿Qué decir de George Smiley? Pues que es un funcionario anodino, efectivo pero gris, que es sin lugar a dudas un antihéroe, y al que nadie en su sano juicio pondría como ejemplo de espía. Smiley es un ratón de archivo, de oficina, sin atractivo físico y sin un gran carisma pero es cumplidor, cerebral y fiel. En definitiva Smiley representa claramente la antítesis de lo que es James Bond en la ficción o Markus Wolf en la realidad.

Noel Behn, el autor de la archiconocida novela "La carta del Kremlin", llevada al cine sin demasiado éxito por John Huston, dijo una vez que  "en una novela de detectives, el héroe resuelve un crimen, en una novela de espías, el héroe comete uno"; esta genial frase que nos desentraña perfectamente como es este mundo de las profundidades de la información y de las cloacas de los estados, puede perfectamente complementarse con otra locución lapidaria en la que John le Carré venía a decir que los espías traicionan para ser leales; una paradoja genial que nos demuestra el maniqueísmo de esta profesión, la del espionaje, tan trascendente para los estados desde la Antigüedad en la que los métodos cambian con el pasar del tiempo pero la finalidad persiste. Otros grandes del género como Graham Greene, Eric Ambler o Frederick Forsith pueden dar fe de ello.

Algunos críticos de John le Carré dirán que relató la guerra fría, el telón de acero o Berlín Este como nadie lo había hecho antes, pero que, sin embargo, bajó mucho el listón en los tiempos actuales. Otros detractores, con respeto por supuesto, dirán que su fin narrativo acabó con la caída de la URSS y del Pacto de Varsovia, lo que Francis Fukuyama llamó "El fin de la historia". No obstante, estas apreciaciones de críticos de Le Carré por un lado y de Fukuyama por otro, han resultado ser equivocadas. El viejo espía británico ha seguido escribiendo con lucidez pasmosa por encima de los 80 años y ha descrito como nadie los pormenores y los males acuciantes de la geopolítica durante los últimos 30 años: terrorismo islámico, el imperialismo estadounidense en América Latina, los problemas étnicos y lo intereses económicos que se esconden tras el desmembramiento de la URSS, el poder en la sombra del crimen organizado, la hegemonía de China o los tejemanejes de las industrias farmacéuticas en África.

De él nos quedarán sus obras magníficamente escritas, magistralmente ambientadas y por supuesto también sus adaptaciones cinematográficas, en las que en algunas de ellas ejerció como guionista. Porque sus novelas tienen enorme calidad literaria, pero son aptas para todos los públicos, versados y menos versados, amantes y bisoños del género; esta es, en definitiva, la razón por la que su obra y el cine casan tan bien, debido a que el cine es el arte de las masas, lo que llega a todos y todas, es puro entretenimiento fruto de la imagen, la palabra y la actuación. Sus adaptaciones al séptimo arte, no obstante, fueron excelentes algunas, buenas y otras notablemente mejorables.
Quédense sin lugar a dudas con "El espía que surgió del frío" y "El jardinero fiel. 


Para concluir, desde la biblioteca "Ana de Castro" queremos sumarnos al homenaje a John le Carré y como libro recomendado de la semana nuestra proposición es "El legado de los espías". Seguro que no es su mejor obra pero dada las circunstancias es una obra que pueden leer en ebiblio castilla la mancha y, por supuesto, en nuestra biblioteca en cuanto regresemos.

Un saludo a todos y todas y ¡Felices Fiestas!






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